En este asunto existe un problema de fondo, y es que del mismo modo que sería difícil identificar un idioma que nunca hubiéramos escuchado antes, ¿cómo podríamos saber que una señal nos llega desde una civilización alienígena si nunca antes hemos establecido contacto, y con la que probablemente no compartimos nada?
Esto mismo fue lo que le ocurrió a Jerry Ehman en 1977 mientras colaboraba con el programa SETI de búsqueda de vida extraterrestre en el radiotelescopio gigante ‘Big Ear’ de la Universidad Estatal de Ohio. Al igual que ocurre en la película ‘Contact’ basada en la obra del mismo título de Carl Sagan, en aquel momento la actividad científica de este radiotelescopio se mantenía gracias a voluntarios como Ehman, ya que en 1972 la National Science Foundation le había retirado el apoyo financiero.
El 15 de agosto de 1977 el Big Ear buscaba una señal alienígena en el firmamento, y como todas las noches, sus observaciones quedaban registradas en un listado de impresora, que luego los astrónomos tenían que revisar en busca de algo que se saliera de lo común. Aquella noche, una de las listas registró una transmisión inusual en la frecuencia del canal 2: ‘6EQUJ5’. Pero no había nadie junto a la impresora a las 11:16 PM ...
Días después, mientras Ehman revisaba los listados, descubrió esta señal que era como un grito sobre la monótona música de las estrellas. No podía dar crédito a lo que veía. ¡Esta señal era 30 veces más intensa que el ruido de fondo!. Dibujó un círculo en el código para posteriores observaciones y añadió en los márgenes: Wow !
Las series '6EQUJ5' describen la fuerza de la señal recibida en un corto periodo de tiempo. En el sistema usado entonces en Big Ear, cada número del 1 al 9 representaba el nivel de señal sobre el ruido de fondo. Para poder extender la escala, se añadieron letras, de la A a la Z, representando incrementos de niveles de señal más fuertes. 6EQUJ5 representa una señal que creció en potencia hasta el nivel 'U' y después gradualmente se redujo. En notación más familiar, la señal subió desde 0 a 30 sobre el ruido de fondo, y descendió de nuevo a cero.
Lo interesante de esta señal de 37 segundos de duración es que sólo se detectó en determinadas frecuencias del espectro, a diferencia de los cuerpos celestes que emiten radiación en todas las frecuencias.
Todas las transmisiones terrestres, aviones, cohetes y transbordadores espaciales tienen vedada la banda de 1.420 megahercios que fue en la que se emitió la señal.
Y en aquella noche ningún planeta había pasado cerca del origen de la señal, que parecía venir de un punto muy concreto (desde la dirección de Sagitario), que desde la Tierra veríamos fijo en el espacio, tan pequeño y lejano que no se aprecia movimiento con respecto a las estrellas de fondo, hecho que descarta la hipótesis de una sonda terrestre desconocida, ya que éstas se desplazan a gran velocidad.
Por otro lado, la señal no era contínua, sino intermitente, y parecía que había sido apagada en un momento dado.
La hipótesis que Ehman considera más posible, evitando la idea de un contacto extraterrestre, es que la señal hubiese surgido de la Tierra y que ésta rebotase en algún trozo metálico de basura espacial. Debería por tanto haberse emitido en la frecuencia prohibida de 1.420 megahercios y el trozo debería estar fijo y no girar sobre sí. Toda una gran causalidad.
Desde 1977 se ha intentado encontrar la señal ‘wow’. Y a no ser que la detectemos de nuevo, nunca sabremos si realmente era una auténtica señal de una civilización extraterrestre.
Fuentes:
Wikipedia
caosyciencia.com
ciencia.astroseti.org