La
censura es un fenómeno complejo, y es difícil hacer un juicio
generalizado. Hay veces en las que, en el interés de la mayoría,
algún tipo de censura puede ser usada durante un tiempo. Realmente, hay
asuntos sobre los que virtualmente todo el mundo está de acuerdo en censurar.
Pornografía sádica, incitación a la violencia contra minorías
raciales o étnicas son dos ejemplos.
Pero
lo que no podemos hacer es luchar por una sociedad de la información
sin permitir el libre flujo de información, lo cual es un primer requisito.
Simplemente tenemos que convertirnos en mejores gestores, navegadores y usuarios
de información —digamos que lo que necesitamos es madurez en el
tratamiento de la información.
La
Era de la Información ha abierto muchas puertas para nuestras mentes
ávidas por explorar. Ahora, la cuestión no es tanto ‘¿Qué
información quiero?’, sino ‘¿Qué información
es la que no quiero?’. Nunca antes en nuestra historia hemos sido capaces
de disfrutar de tan tremenda cantidad de esa sencilla y humana libertad de elección.
Ahora
nos enfrentamos a la responsabilidad de discernir. Tal y como nuestros antepasados
sabían perfectamente que nadie les iba a forzar a leer una biblioteca
completa con miles de libros, nosotros estamos dando la alarma inicial del peso
absoluto de la información disponible —y entendiendo que no es la
información en sí misma lo que determina nuestro futuro, sino
solamente el uso que podemos hacer de ella.
Hay quien está genuinamente alarmado por la inmensa cantidad
de información disponible para nosotros en Internet, la televisión
u otros medios. Para estas personas, puedo ofrecer un pequeño consuelo,
sugiriéndoles que se pongan en el lugar de nuestros antepasados en el
tiempo en que fue inventada la imprenta. ‘Oh, Dios mío!, exclamaban,
‘ahora podrá haber miles y miles de libros. ¿Cómo los
vamos a leer todos?’
Sorprendentemente,
la historia nos ha enseñado que nuestra especie sobrevivió a la
primera avalancha de información, y podríamos decir, incluso,
que avanzó gracias a ella. No estoy demasiado preocupado con la proliferación
de información si se usa con el propósito para el que se ha creado.
La tecnología conlleva una responsabilidad que estamos obligados a considerar.
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Reflexiones de Arthur C. Clarke en la víspera de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información.
Más información:
1 comentario:
Hola, Miguel Ángel:
Buscando páginas de contenido interesante sobre los "Campos Morfogenéticos", he dado con la que tienes editada dentro de "Antrópicos". Si a su contenido uno lo que he percibido en los tipos de publicaciones de tu Blog, he considerado oportuno escribirte a través de Comentario (no vi e-amil específico al margen) para solicitarte que pases por la Red social http://campomorfico.ning.com/ , que he configurado en estos días para disponer de un Sitio de habla hispana donde compartir criterios sobre dichos "campos".
Será un placer contar con tus aportes dentro de Campo Mórfico.
Estoy con Arthur C. Clarke en que lo trascendente de la Información no es su cantidad, sino lo que de ella sepamos entresacar para la utilidad concreta que pueda tener en nuestra vida.
Un saludo cordial.
Angel Baña
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