martes, 9 de octubre de 2012

Reflexiones sobre la censura, por Arthur C. Clarke


 
  La censura es un fenómeno complejo, y es difícil hacer un juicio generalizado. Hay veces en las que, en el interés de la mayoría, algún tipo de censura puede ser usada durante un tiempo. Realmente, hay asuntos sobre los que virtualmente todo el mundo está de acuerdo en censurar. Pornografía sádica, incitación a la violencia contra minorías raciales o étnicas son dos ejemplos.


Pero lo que no podemos hacer es luchar por una sociedad de la información sin permitir el libre flujo de información, lo cual es un primer requisito. Simplemente tenemos que convertirnos en mejores gestores, navegadores y usuarios de información —digamos que lo que necesitamos es madurez en el tratamiento de la información.



La Era de la Información ha abierto muchas puertas para nuestras mentes ávidas por explorar. Ahora, la cuestión no es tanto ‘¿Qué información quiero?’, sino ‘¿Qué información es la que no quiero?’. Nunca antes en nuestra historia hemos sido capaces de disfrutar de tan tremenda cantidad de esa sencilla y humana libertad de elección.


Ahora nos enfrentamos a la responsabilidad de discernir. Tal y como nuestros antepasados sabían perfectamente que nadie les iba a forzar a leer una biblioteca completa con miles de libros, nosotros estamos dando la alarma inicial del peso absoluto de la información disponible —y entendiendo que no es la información en sí misma lo que determina nuestro futuro, sino solamente el uso que podemos hacer de ella.

Hay quien está genuinamente alarmado por la inmensa cantidad de información disponible para nosotros en Internet, la televisión u otros medios. Para estas personas, puedo ofrecer un pequeño consuelo, sugiriéndoles que se pongan en el lugar de nuestros antepasados en el tiempo en que fue inventada la imprenta. ‘Oh, Dios mío!, exclamaban, ‘ahora podrá haber miles y miles de libros. ¿Cómo los vamos a leer todos?’

Sorprendentemente, la historia nos ha enseñado que nuestra especie sobrevivió a la primera avalancha de información, y podríamos decir, incluso, que avanzó gracias a ella. No estoy demasiado preocupado con la proliferación de información si se usa con el propósito para el que se ha creado. La tecnología conlleva una responsabilidad que estamos obligados a considerar.

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Reflexiones de Arthur C. Clarke en la víspera de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la  Información.

Más información:


 

1 comentario:

Angel Baña Ruiz dijo...

Hola, Miguel Ángel:
Buscando páginas de contenido interesante sobre los "Campos Morfogenéticos", he dado con la que tienes editada dentro de "Antrópicos". Si a su contenido uno lo que he percibido en los tipos de publicaciones de tu Blog, he considerado oportuno escribirte a través de Comentario (no vi e-amil específico al margen) para solicitarte que pases por la Red social http://campomorfico.ning.com/ , que he configurado en estos días para disponer de un Sitio de habla hispana donde compartir criterios sobre dichos "campos".
Será un placer contar con tus aportes dentro de Campo Mórfico.
Estoy con Arthur C. Clarke en que lo trascendente de la Información no es su cantidad, sino lo que de ella sepamos entresacar para la utilidad concreta que pueda tener en nuestra vida.
Un saludo cordial.
Angel Baña