"No
hay mucha discusión posible: Argentina llegó a su peak oil particular
en 1998 y su ritmo de declive es bastante considerable. Peor aún, en una
terrible confirmación del Export Land Model
el ritmo de declive de sus exportaciones es el doble de rápido que el
de la producción. De hecho, los datos no lo muestran porque Flujos de
Energía aún usa los datos del BP Statistical Review de 2011 referidos a
2010, pero en realidad Argentina ha pasado ya a ser un país importador
de petróleo, como se mostraba en la última revista de prensa.
Tal transición es un mazazo para el país andino y un fuente de fuertes
desequilibrios en su balanza de pagos, y origen de múltiples disputas
con las empresas de explotación de hidrocarburos en suelo argentino, no
sólo Repsol. De hecho, la acusación recurrente a Repsol es la de no
invertir lo suficiente para revertir esta situación de declive, sin
comprender que el declive tiene una fuerte componente geológica y es
difícil, si no imposible en términos económicos, de revertir. En esta
tesitura el Gobierno Argentino ha optado por incautarse la totalidad del
pastel petrolero, en un intento desesperado de retener un poquito más
de esa riqueza que se le escapa de entre los dedos a pasos agigantados".
Causa y efecto - Antonio Turiel, The Oil Crash
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