Leo que un ensayo realizado entre estudiantes de la Universidad de San Diego, en California (EU), y publicado en la revista Nature, demuestra que quitar a los que más tienen y dar a los que menos poseen es un comportamiento natural y humano. Un principio de igualdad que traemos los seres humanos dentro de la complejidad del flujo del ADN. El objetivo del ensayo fue descubrir las motivaciones de las personas cuando no hay un interés particular. El trabajo se realizó con 120 estudiantes de diferentes facultades de esta Universidad, a quienes se sometió a varias prácticas científicas que demostraron el robinhoodesco fenómeno social.
El experimento consitía en lo siguiente:
A cada uno de los 120 estudiantes se le asignó, por azar, una cantidad variable de dinero. Luego comenzaba el juego. Un proceso sin normas en los que cada uno podía decidir qué hacía con lo suyo y con lo de los demás, pero sin verse la cara y cambiando de grupo cada vez, para que no influyeran manías o simpatías.
Durante el experimento se demostró que los que más tenían recibieron una media de 8,9 ataques de otros participantes que querían reducir sus posesiones, frente a 1,6 acciones para reducir el dinero que sufrieron los que tenían una cantidad por debajo de la media. Así mismo, los más pobres recibían 11,1 regalos de media por partida, mientras que los más ricos sólo se beneficiaban de 4 regalos.
Este tipo de eperimentos ya se habían realizado antes, pero lo interesante de este caso en concreto es que no hay factores externos. Es la pura voluntad de los jugadores la que tiende a igualar las cantidades, aun cuando no saquen ningún beneficio ni causen ningún perjuicio. Este principio de igualdad retributivo está, podemos decir, inscrito en nuestro funcionamiento. Al final, la tendencia era siempre la misma: quitar a los ricos y dar a los más pobres.
Los investigadores sólo encuentran una explicación para esta conducta. En otros experimentos había factores, como la rabia o las manías personales, que podían justificar esta necesidad de dañar a los que más tienen. Este factor se mantiene en este juego. Aun sin conocer a los que más tienen, los jugadores manifestaron que sentían cierto enfado con los más favorecidos. El 46% de los participantes afirmaba que, de alguna manera, se sentían molestos por la injusticia del reparto.
El experimento consitía en lo siguiente:
A cada uno de los 120 estudiantes se le asignó, por azar, una cantidad variable de dinero. Luego comenzaba el juego. Un proceso sin normas en los que cada uno podía decidir qué hacía con lo suyo y con lo de los demás, pero sin verse la cara y cambiando de grupo cada vez, para que no influyeran manías o simpatías.
Durante el experimento se demostró que los que más tenían recibieron una media de 8,9 ataques de otros participantes que querían reducir sus posesiones, frente a 1,6 acciones para reducir el dinero que sufrieron los que tenían una cantidad por debajo de la media. Así mismo, los más pobres recibían 11,1 regalos de media por partida, mientras que los más ricos sólo se beneficiaban de 4 regalos.
Este tipo de eperimentos ya se habían realizado antes, pero lo interesante de este caso en concreto es que no hay factores externos. Es la pura voluntad de los jugadores la que tiende a igualar las cantidades, aun cuando no saquen ningún beneficio ni causen ningún perjuicio. Este principio de igualdad retributivo está, podemos decir, inscrito en nuestro funcionamiento. Al final, la tendencia era siempre la misma: quitar a los ricos y dar a los más pobres.
Los investigadores sólo encuentran una explicación para esta conducta. En otros experimentos había factores, como la rabia o las manías personales, que podían justificar esta necesidad de dañar a los que más tienen. Este factor se mantiene en este juego. Aun sin conocer a los que más tienen, los jugadores manifestaron que sentían cierto enfado con los más favorecidos. El 46% de los participantes afirmaba que, de alguna manera, se sentían molestos por la injusticia del reparto.
3 comentarios:
Sí,pero a la hora de la verdad, la mayoría de la gente no actúa así. Sólo hay que ver la cantidad de gente que hay egoísta en nuestro mundo. Todos se quejan de los ricos, pero quieren llegar a serlo.
un abrazo
Pues será verdad que en el fondo tenemos algo que nos hace favorecer a los que menos tienen, pero tambien hay que tener en cuenta que en el experimento los que regalaban, en realidad no estaban perdiendo nada real y asi es mas facil regalar.
En la realidad cuesta mas ser solidario.
Es muy interesante saber que una de las propiedades inherentes al hombre es la solidaridad (aunque en la realidad quien lo diría). Hace ver las cosas de una forma distinta.
Saludos.
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