Esta mañana me levanto leyendo los titulares de los medios de comunicación que triunfalistas, al igual que el presidente del gobierno, anuncian el comienzo de la recuperación económica para este 2014 que está a punto de llegar. Supongo que cuando Rajoy habla del fin de la crisis habla de "su" fin de la crisis. De él y de los suyos, claro. Entiendo que habla de las grandes empresas, de la macroeconomía. Pero mientras que el líder conservador intenta hacernos creer que gracias a sus injustas medidas por fin llegaron los brotes verdes (olvidándose como siempre del gran sacrificio que está haciendo la sociedad), otras voces hablan de que está a punto de producirse una nueva recaída provocada por un próximo empeoramiento de los mercados financieros (la mayoría están sobrevalorados, por lo que algunos ya prevén una venta masiva), deteniéndose así el crecimiento económico e intensificándose la recesión con más fuerza en muchos países. Así estamos. Y por supuesto siempre que hablemos de la crisis económica, dejando a un lado la crisis energética y medioambiental provocadas por el sistema insostenible en el que estamos instalados..
Ya hace unos años contaba Eudald Carbonell, catedrático de prehistoria y codirector de las excavaciones en el yacimiento de Atapuerca, que esta crisis es en realidad el inicio del colapso de la especie. Según Carbonell todavía no somos capaces de cambiar el sistema en el que estamos instalados. "La crisis se contendrá y habrá una apariencia de buen funcionamiento", dice Carbonell, palabras que nos recuerdan al optimismo actual, para a continuación advertir: "Si
no se toman medidas para que se produzca un cambio en el sistema, se
acelerará la crisis y estaremos en una evolución del sistema. Si lleva a
un desgaste tendremos una pérdida de entre el 10% y el 20% de la
especie por el conflicto entre la sociedad económica y de composición de
la estructura evolutiva. Todas las transformaciones de los sistemas sociales y económicos se han
metabolizado en pérdidas de población. La Revolución Industrial es
consecuencia de la aplicación de la ciencia y la técnica a los procesos
productivos. Asimilarla costó dos guerras mundiales, con lo que calculo
que hubo 200 millones de muertes en el siglo XX. Si aplicamos el
mecanismo de adaptación de la revolución científico-técnica a entre
7.000 y 8.000 millones de habitantes, es una pérdida importante".
Todo esto da que pensar, ¿verdad?
Todo esto da que pensar, ¿verdad?
Podéis ver la mini-entrevista que realizó para la televisión digital catalana SiEsTV. El vídeo está subtitulado al español.
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