El epitafio como género literario está considerado por muchos como el más difícil de los géneros. Resumir la vida de un hombre en unas pocas palabras requiere de un gran talento. Desde los egipcios - donde el culto a los muertos era tal que, como dice el poeta Alejandro Oliveros, allí se vivía para la muerte - hasta nuestros días, reyes, nobles, artistas y científicos, no han escapado a la tentación de pasar a la posteridad sin dejarnos antes sus pensamientos y logros. En esta entrada recordaremos algunos de los grandes científicos de la historia visitando sus tumbas, y aunque esto pueda parecer morboso, seguro que después de este recorrido estos hombres nos parecerán aún más grandes.
El primero de ellos será Arquímedes (285-212 a.C.), que mandó grabar como único epitafio un cilindro circunscrito a una esfera (Arquímedes había demostrado que el volumen de una esfera era igual a las dos terceras partes del volumen del cilindro circunscrito). La sepultura de Arquímedes fue olvidada, hasta que gracias al peculiar dibujo del epitafio fue descubierta por Cicerón en una visita a Sicilia.
El gran algebrista griego Diofanto de Alejandría (sobre el 200 d.C) , nos dejó una enigmática clave matemática, que fue recogida en una antología:
“¡Caminante! Aquí yacen los restos de Diofanto. Los números pueden mostrar, ¡oh maravilla! la duración de su vida, cuya sexta parte fuera niño. Añadiendo un doceavo, las mejillas tuvieron la primera barba. Le encendió el fuego nupcial después de un séptimo, y en el quinto año después de la boda le concedió un hijo. Pero ¡ay!, niño tardío y desgraciado, en la mitad de la medida de la vida de su padre, lo arrebató la helada tumba. Después de consolar su pena en cuatro años con esta ciencia del cálculo, llegó al término de su vida.”
[Gracias a estos datos podemos saber la edad a la que murió Diofanto: Si X es la edad, entonces "X/6 + X/12 + X/7 + 5 + X/2 + 4 = X" de donde se concluye que vivió 84 años].
Bellísima y escalofriante es la inscripción sobre la lápida de Nicolás Copérnico (1473-1543) en la catedral de San Juan en Frombork (Polonia): “Sta sol ne moeare” [Quieto Sol, no te muevas].
El matemático alemán Ludolph van Ceulen (1540-1610) pidió que, como epitafio, escribiesen en su lápida las 35 cifras del número Pi que había calculado. Los alemanes llaman a Pi el número ludofiano.
Galileo Galilei (1564-1642) dijo su última palabra grabada en piedra después de haber sido condenado por herejía: “Eppur si muove” [Y sin embargo se mueve]. Los restos de Galileo se encuentran enterrados en la Iglesia de la Santa Croce (Florencia), junto a los de Maquiavelo y Miguel Ángel.
Johannes Kepler (1571-1630) redactó su autobigrafía en el epitafio: “Mensus eram coelos, nunc terrae metior umbras; Mens coelestis erat, corporis umbra iacet” [Medí los cielos, y ahora mido las sombras; El espíritu estaba en el cielo, el cuerpo reposa en la Tierra].
La Abadía de Westminster (Inglaterra) es el lugar para encontrar algunos de los más grandes científicos británicos (en Francia tal honor le corresponde al Panteón). En ella se pueden encontrar las tumbas de Darwin, Faraday, Dirac, Herschel, Halley. Pero la que más destaca es, sin duda, la tumba –con su correspondiente epitafio–, del científico, para muchos, más importante de todos los tiempos, Isaac Newton (1642-1727) . Junto a su famosa fórmula del binomio, está escrito:
Aquí descansa
Sir ISAAC NEWTON, Caballero
que con fuerza mental casi divina
demostró el primero,
con su resplandeciente matemática,
los movimientos y figuras de los planetas,
los senderos de los cometas y el flujo y reflujo del Océano.
Investigó cuidadosamente
las diferentes refrangibilidades de los rayos de luz
y las propiedades de los colores originados por aquellos.
Intérprete, laborioso, sagaz y fiel
de la Naturaleza, Antigüedad, y de la Santa Escritura
defendió en su Filosofía la Majestad del Todopoderoso
y manifestó en su conducta la sencillez del Evangelio.
Dad las gracias, mortales,
al que ha existido así, y tan grandemente como adorno de la raza humana. Nació el 25 de diciembre de 1642; falleció el 20 de marzo de 1727.
[Alexander Pope le dedicó el siguiente epitafio: "La naturaleza y sus leyes yacían ocultas en la noche, Dios dijo , "Sea Newton" y todo fue luz"].
Jacques Bernoulli (1654-1705) estudió la espiral equiangular (aparece en la naturaleza en lugares de lo más dispares: telas de araña, conchas, disposiciones de semillas, nebulosas...) y ésta fue grabada en su tumba junto a las palabras “Aunque cambiado resurgiré" [Eadem mutata resurgo], aludiendo a las propiedades de la espiral.
En el epitafio de Benjamin Franklin (1706-1790) están las palabras de Turgot: "Arrebató el rayo a los cielos y el cetro a los reyes".
Otras inscripciones dignas de resaltar son:
André Ampère (1775-1836), cuyo epitafio dice: “Tandem felix” [Feliz al fin].
Ludwig Boltzmann (1844-1906) en Viena (Austria), sobre la cual aparece grabada su famosa ecuación de la entropía “S = k log W”.
David Hilbert (1862-1943): ”Debemos saber. Sabremos”. [Wir müssen wissen.Wir werden wissen].
Paul Erdös (1913-1996), matemático, que señala: "Por fin ya no me vuelvo más y más estúpido" [Végre nem butulok tovább].
Y nos falta Albert Einstein, que no aparece en esta lista porque no tiene. Cuando Einstein murió en 1955, su cuerpo fue incinerado (aunque se conservó el cerebro) y sus cenizas fueron arrojadas por sus familiares en un lugar desconocido.
Y es que, en definitiva, los genios hasta en sus últimas palabras resultan geniales.
Fuentes:
www.pagina12.com.ar
http://noticias.eluniversal.com/verbigracia
10 comentarios:
Miguel Ángel, a tu interesante colección de epitafios me gustaría añadir un par de ellos más que me vienen a la memoria de Mariano José de Larra, el famoso y apasionado Fígaro español del siglo XIX. Dada también la proximidad del día de los difuntos, extraigo de un extraordinario artículo suyo que se llama así:
El día de difuntos de 1836. Fígaro en el cementerio
El autor recorre el cementerio de Madrid, siguiendo la costumbre popular, pero las tumbas que ve y los epitafios que pone no son sino a determinados estamentos de la capital. Recordemos algunos.
Ante el Palacio regio:
«En el frontispicio decía: "Aquí yace el trono; nació en el reinado de Isabel la Católica, murió en La Granja de un aire colado."»
Otro:
«¿Qué es esto? ¡La cárcel! Aquí reposa la libertad del pensamiento. ¡Dios mío, en España, en el país ya educado para instituciones libres! Con todo, me acordé de aquel célebre epitafio y añadí, involuntariamente:
Aquí el pensamiento reposa,
En su vida hizo otra cosa.»
Y el último que es el más estremecedor epitafio que se haya escrito en España:
«Mi corazón no es más que otro sepulcro. ¿Qué dice? Leamos. ¿Quién ha muerto en él? ¡Espantoso letrero! ¡Aquí yace la esperanza!
¡Silencio, silencio! »
Se me ha puesto el vello de punta..
Y es que llevo un día. Primero cuando repasé el texto y presté atención al de Copérnico (lo mataron por no aceptar que la Tierra se movía, ellos decían que era el Sol .. y su epitafio es como una agonía pidiéndole al Sol que le salve), el de Kepler que es bellísimo (seguiré estudiando y midiendo las sombras).. Y ahora me traes a Larra, que desde que tenía 13 años lo leo, y tengo varias ediciones de sus Artículos .. Con el último me ha dado un escalofrío ..
Añado el de Yeats:
Con una fría mirada a la vida,
a la muerte.
¡Jinete, pasa!
De todos sólo conocía el de Galileo Galilei.
Ya me picó el gusanillo y te dejo unos cuantos epitafios más, aunque no todos son de personas de ciencia:
-He ofendido a Dios y
a la humanidad, porque
mi trabajo no tuvo la calidad
que debía haber tenido.
"Leonardo Da Vinci"
-Perdone, señora, que no me levante.
"Groucho Marx"
-Sólo le pido a Dios que tenga piedad con el alma de este ateo.
"Miguel de Unamuno"
-Si no viví más, fue por que no me dió tiempo.
"Marqués de Sade"
-Ya decía yo que ese médico no valía mucho.
"Miguel Mihura"
Muy interesante. Me quedo con la de Galileo Galilei. Yo pondría algo así en la mía: "Aquí yace un rojiblanco de corazón ".
un abrazo.
Cada día aprendo cosas nuevas con tu blog. Lo único, no malo, pero fastidioso, es que normalmente no lo puedo leer según lo pones, porque estas entradas merecen leerse con tiempo y no con prisas y sin enterarse... así que me paso como dos o tres días con el intríngulis de qué nos contarás... en fin, es lo malo de tener que hacer tantas cosas...
Al leerla me ha venido a la mente un capítulo de Friends (no es tan intelectual como lo vuestro) en el que Phoebe decía que quería que en su tumba pusiera "Phoebe Buffé, enterrada viva". jejeje. Lo siento, pero soy gran fan de Friends y tenía que decirlo.
Que buenos epitafios!!
La verdad es que yo nunca me he puesto a pensar en el mio jeje, sera cosa de hacerlo para que lo recuerden en el futuro no?
Bueno, te dejo uno que...es de un cantante de un grupo de black metal (cada loco con su tema) aunque ahora mismo no recuerdo el nombre del grupo (ya sabes que la memoria no es mi fuerte), creo que de Noruega o Finlandia o por ahi y dice algo mas o menos asi:
"Y aqui entre azufre y llamas, os escuchare tocar nuevas musicas y os espero para pronto poder tocarlas y cantarlas ante nuestro amo"
A mi me parecio curioso, no se que pensaran los demas miembros del grupo con lo de os espero pronto jeje
Nos vemos tio!
hola :
Excelentes los epitafios, bueno son hombres geniales.
Te tengo un premio en mi sitio.
Saludos
¡Qué gran idea para un post! Yo de epitafios famosos sólo conocía el de Groucho Marx, jeje. De los que mencionas, los mejores me parecen el de Kepler y el de Diofanto de Alejandría.
Has realziado un gran trabajo.
Saludos.
Lo siento por los admiradores de Groucho. Su epitafio es falso .. es una leyenda urbana ...
De los que conozco uno de los que más gracia me ha hecho es el del actor estadounidense que ponía voz al cerdito Porky. En su epitafio pone: "Eso es todo amigos" (That's all folks) .. Que bueno acabar dejando una sonrisa.
Un amigo dice que el suyo es "me fumo el último y me voy". El mío sería: "¿puedes cerrar la puerta para que pueda leer?". Salud.
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