Todo empezó por un correo no solicitado. Más tarde, cuando pensé en todo lo sucedido, llegué a la conclusión de que todo era falso excepto el azar. Pero eso fue mucho más tarde. Al principio, no había más que el mensaje y sus consecuencias.
Éste podría ser el comienzo de un relato 'austeriano'. Seguro que muchos podrían contar así la experiencia de haber caído en manos de una estafa por correo. Y no es tan difícil que esto le ocurra a cualquiera. ¿Qué haríais vosotros si durante varias semanas recibierais por correo 'predicciones bursátiles' por parte de un 'asesor' y comprobaseis que todas eran acertadas? ¿Pagaríais por recibir una nueva predicción? Muchos no se lo pensarían dos veces...
Pues pensemos dos veces. Resulta que este ‘asesor’ envía un gran número de correos a ‘inversores potenciales’ con la predicción bursátil de un determinado valor. La mitad de esas cartas predice que las acciones subirán, y la otra mitad que bajarán. La semana siguiente el ‘asesor’ envía un segundo correo a la mitad que recibió la ‘predicción’ acertada. A la mitad de los que reciben este segundo correo les predice que la acción subirá, y a la otra mitad que no. Se repite el proceso con aquellos que recibieron la segunda predicción acertada (y ya van dos), y esto sigue así hasta que tenemos a una serie de potenciales inversores que han recibido un buen número de ‘predicciones’ todas acertadas. Estos potenciales inversores reciben entonces un nuevo correo que les propone seguir recibiendo ‘predicciones’ a cambio de una cantidad de dinero... El resto os lo podéis imaginar.
John Allen Paulos nos acercó a este ‘timo’ en su obra “El hombre anumérico”. En palabras suyas: “El puro azar siempre deja lugar a una cantidad suficiente de aciertos que permiten justificar casi cualquier cosa a alguien predispuesto a creer”. Ahora podéis asociar esto a curanderos, adivinos, telepredicadores...
3 comentarios:
Un libro excelente.
Y un timo más sencillo: antes de que existieran las ecografías cierto médico acertaba siempre el sexo del bebé de sus pacientes en cuanto éstas quedaban embarazadas: -será una niña.- Decía mientras en la ficha apuntaba "niño". Si la criatura era del sexo femenino, todos contentos; en caso contrario, el ginecólogo simplemente exhibía la ficha para demostrar que la madre no debió entender bien cuando él le dijo con toda claridad que sería un chico.
Saludos
La verdad es que me dejas sin palabras.. no sabía yo lo del timo este...
me ha parecido muy interesante, pero eso no es una novedad... has puesto el liston tan alto que ya es dificil que te superes... jejeje
Algo muy parecido me lo contaron hace unos días en una fiesta, jeje.
Está curioso, esto es como cuando un mago te cuenta como ha hecho el truco, que pierde toda la gracia.
Los timadores juegan con ser más listos que el timado e ir un par de pasos por delante.
Publicar un comentario